LEONOR es propietaria de una pastelería a la que acude habitualmente su cuñada, JACINTA, los domingos, justo antes del cierre y mientras se limpia y friega el establecimiento, para recibir algún pastel sobrante de la venta de la mañana. El día de autos, al girarse para salir del establecimiento, con una mona de Pascua en cada mano, así como bolso y paraguas, JACINTA resbala en el suelo húmedo o mojado y cae.
A JACINTA le corresponde demostrar las circunstancias concretas de la caída que revelen la existencia de culpa del establecimiento. No haciéndolo, bien se considera un «riesgo general de la vida» [➜ Nociones, Tema 3, 2.2.B], bien, incluso, culpa exclusiva de la víctima [➜ Nociones, Tema 6, 3], que es conocedora de que a esa hora se fregaba el suelo y debe, por ello, extremar la precaución ante un riesgo previsible.
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